Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1547
Legislatura: 1893-1894 (Cortes de 1893 a 1895)
Sesión: 29 de junio de 1894
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 167, 5321-5322,
Tema: Propósitos del Gobierno, según noticias de la prensa, de ratificar por decreto el tratado de comercio con Alemania después de cerradas las Cortes

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. VICEPRESIDENTE (Duque de Almodóvar del Río): La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Me levanto para decir al Sr. Sol y Ortega, que si tan fácilmente se alarma por noticias de periódicos, s. S. debe estar constantemente alarmado. (El Sr. Sol y Ortega: Lo estoy, Sr. Presidente del Consejo.)

No sea S. S. tan susceptible y vea las cosas con más calma; y cuando los periódicos digan una cosa que no tiene razón de ser, ni esté fundada en elementos de lógica verdadera, no se alarme S. S. porque sabe S. S. que la prensa tiene una función que cumplir y que ha de desempeñar con datos ciertos, si los tiene, con datos inexactos, si no los tiene, y que muchas veces pone a contribución la imaginación del escritor.

Su señoría ha sido periodista, creo que es director de un periódico (El Sr. Sol y Ortega: No), pero S. S. ha intervenido mucho en cosas de periodismo. (El Sr. Sol y Ortega: Eso sí, como pagano.) No ando, pues, muy descaminado, y sabe S. S. que muchas veces por pasión de partido, por conveniencias de partido y por otras razones, se dicen cosas que se sabe que no son verdad, pero que pueden conducir a fin a que el partido se dirige y por eso digo que si S. S. se alarma siempre que lee una noticia de sensación, debe pasar una vida verdaderamente lamentable.

Por lo demás, S. S. puede tener la opinión que quiera respecto del tratado de Alemania, pero créame S. S.: la aprobación de ese tratado no había de traer consigo que los españoles estuviera sojuzgados por los alemanes. ¿Es que quedarían sojuzgados por los alemanes los españoles que ya tienen establecida corriente comercial con aquel país? ¿Van a quedar en malas condiciones los industriales corchotaponeros dándoles libertad para llevar a Alemania sus productos? ¿Es que la región de Levante, que vive de la exportación a Alemania y a otras Naciones de sus frutas secas y verdes (El Sr. Sol y Ortega: Está S. S. equivocado), y otros productos, va a quedar sujeta a Alemania por el hecho de poder llevar allí esos productos? No hablemos, pues, de cosas que nada tienen que ver con los tratados. El tratado de Alemania podrá favorecer a Alemania, pero yo aseguro a S. S. que no favorece menos a España, y que la ruptura de relaciones comerciales entre Alemania y España sería perjudicial a Alemania, pero no lo sería menos a España. Nada de eso tiene que ver con la independencia de una y de otra Nación; suceda lo que suceda respecto a la aprobación o desaprobación del tratado, España conservará su independencia respecto a Alemania, lo mismo que en cuanto a las demás Naciones. ¿Qué tiene que ver una cosa con otra? No saquemos las cosas de su cauce natural para oponernos o no al tratado.

Las doctrinas del Sr. Sol y Ortega son muy peregrinas; si las tuviéramos todos, el sistema representativo sería imposible, y mucho más imposible todo sistema liberal; cuanto más liberal, más imposible, porque S. S. dice: no me opongo a nada que crea beneficioso al país, pero cuando yo crea que una cosa no es beneficios al país, llego hasta la obstrucción. Pues si todos hiciéramos eso, si cada cual se constituyera en juez absoluto de lo que es conveniente e inconveniente al país, no se podría gobernar; eso no se puede hacer, cuando uno considera beneficiosa una cosa, y otro la estima perjudicial, nadie debe tener tanto amor propio, que crea que él es el único que no se equivoca, porque puede equivocarse como los demás, y eso se dilucida por la discusión, [5321] y en el sistema en que vivimos, por las mayorías; que, al fin y al cabo, este sistema es un sistema de mayoría, y si por el obstruccionismo se impide la resolución de las mayorías, no se puede gobernar. Rectifique, pues, S. S. sus opiniones, no crea que las únicas buenas son las de S. S., y las de los demás son malas.

Acepto con mucho gusto el ofrecimiento del señor Sol y Ortega, en nombre de la minoría republicana, de permanecer en su puesto mientras haya asuntos pendientes que interesen más o menos al país; lo acepto, porque todo va a ser necesario, y como creo que las demás minorías no han de ser menos patriotas que la minoría republicana y no han de tener menos interés por el bien del país que el que tiene la minoría republicana, espero que las demás minorías harán, y con mayor exceso, lo que la minoría republicana ha dicho que está dispuesta a hacer.



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